Actividades de Refuerzo Escolar

En tiempos de crisis, son muchos los presupuestos familiares que no llegan para clases de refuerzo, profesores particulares ni canguros universitarios que echen una mano con los deberes del niño. Aun así puede hacerse mucho desde casa.




Son muchas las cosas que pueden hacer los padres para mejorar el aprendizaje de los hijos. Y no necesariamente ponerse a impartirles lecciones ni a hacer los deberes con ellos. Ramon Casals, catedrático de matemáticas, profesor de instituto y autor, entre otros, de Prevenir el fracàs escolar des de casa (Graó), asegura que la organización doméstica, la relación entre padres e hijos o la implicación de los chavales en las tareas de casa tienen mucho que ver con el rendimiento escolar. Son múltiples los estudios que evidencian que conversar con los hijos, interesarse por lo que hacen, dar relevancia a sus estudios, marcarles límites, exigirles que participen en las tareas domésticas, mantener un buen clima familiar y una buena relación entre los progenitores, favorecer el contacto con la escuela y con los profesores, o aprovechar el tiempo de ocio para despertar sus inquietudes e intereses y poner en práctica lo aprendido en la escuela, contribuyen a mejorar el aprendizaje y el rendimiento académico de los hijos. Casals se atreve incluso a cuantificar el impacto de algunas de estas actitudes de los padres: cuando se interesan por lo que hacen sus hijos, mejora un 20% la actitud de estos hacia el estudio, y si el clima familiar es bueno, se aprecia una mejora del 7%.


De ahí que la primera cuestión para que los hijos mejoren sus resultados escolares es evitar que se sientan desatendidos. Pero eso no significa sentarse con ellos a hacer los deberes, algo que además no siempre está al alcance de los padres, ya sea por falta de tiempo, de preparación o de paciencia. “No se trata de ser padres esclavos, porque los hay que se reparten las asignaturas, que hacen los esquemas, se descargan exámenes de internet, los preparan, y luego se los pasan a sus hijos para que practiquen”, advierte Silvia Moreno, psicopedagoga y coordinadora del equipo de profesorado de Tareas y Más, la web de editorial Santillana de ayuda al estudio para alumnos entre 10 y 18 años. En el caso de los adolescentes, que los padres interfieran en sus deberes o les expliquen la lección puede ser incluso contraproducente. Según una investigación de la Universidad de Harvard, a esas edades la mayoría de los jóvenes interpreta como una interferencia en su independencia que los padres quieran ayudarles con los deberes. En cambio, han comprobado que inculcarles el valor de la educación y relacionar el trabajo escolar con sus objetivos de futuro contribuye a mejorar su rendimiento.
Ramon Casals asegura que los padres deben estar accesibles para resolver las dudas que se les puedan plantear a los hijos al hacer los deberes, pero no sentarse a resolverles los problemas, salvo casos muy extremos. También aconseja revisar algún ejercicio para controlar que han trabajado, pero no repasar si todos están bien hechos ni obligarle a repetirlos y, por encima de todo, evitar perder los nervios


Aunque hay algunos momentos cruciales en el aprendizaje en que, según Casals, sí está justificado que los padres insistan, repitan y refuercen los ejercicios que se trabajan en la escuela: cuando los niños aprenden a leer y a escribir, cuando estudian las tablas de multiplicar, cuando han de memorizar la lista de verbos irregulares en inglés o la fórmula para resolver las ecuaciones de segundo grado. 

Por otra parte, alerta que si los padres quieren que su hijo estudie más o mejor, han de empezar por facilitarle un lugar donde pueda concentrarse “y retirar las tecnologías que le distraen: televisión, móvil, consolas y, si tiene que utilizar el ordenador para sus tareas, controlar el uso de Facebook o YouTube, porque mi experiencia es que los que van peor en los estudios coinciden con los más adictos al Facebook o al WhatsApp”.

Lo importante, en todo caso, es identificar el problema, ver qué falla en cada niño, dónde están sus lagunas o dificultades, y facilitarle las herramientas necesarias para superarlas, porque no es lo mismo que tenga problemas de comprensión de una asignatura que dificultades intrínsecas de aprendizaje o que simplemente no se esfuerce. Hablar con el profesor y con el propio niño puede ayudar mucho a saber qué pasa, e internet puede convertirse en un gran aliado a la hora de conseguir recursos para paliar determinadas carencias, repasar, practicar y reforzar lo aprendido en clase.

Explican los pedagogos que las actividades de refuerzo no deben plantearse como un castigo ni como tareas extras, sino como un modo de mejorar, una herramienta para lograr mejores resultados. A determinadas edades, los padres pueden plantear el refuerzo escolar a través del juego o de actividades cotidianas que el niño no relacionará con deberes escolares y que, sin embargo, contribuirán a fortalecer su aprendizaje. Las opciones van desde completar puzzles hasta escribir la lista de la compra o jugar por los pasillos del supermercado a calcular cuánto habrá que pagar en caja por todo lo que va en la cesta. Por otra parte, teniendo en cuenta que un gran número de estudiantes presenta un bajo rendimiento escolar debido a problemas de comprensión lectora, un gran refuerzo es fomentar el hábito lector con libros sencillos o pequeños textos de fácil comprensión y hacerles preguntas sobre su contenido.
Es cierto que a medida que los chavales crecen las exigencias formativas son otras y es más difícil reforzar los conocimientos jugando, pero siempre se puede recurrir a recursos interactivos, mucho más motivadores para los nativos digitales. 


Hoy hasta los tradicionales cuadernos Rubio de caligrafía, sumas y restas tienen versión para iPad. Porque no cuesta lo mismo seducir a un niño para que coja papel y lápiz y que haga un dictado que plantearle que se ponga un rato en el ordenador a escribir las frases que oirá por los altavoces, o que pruebe a ver si rellenando con b o v los huecos de un texto logra pasar de pantalla. Tampoco da la misma pereza preparar un examen de geografía memorizando los nombres de ríos, montañas y mares sobre el libro que cumplimentando un mapa interactivo. Y esto vale para todas las edades y niveles, pues también para un adolescente es más motivador repasar las claves del dibujo técnico viendo un vídeo que releyendo apuntes.
Y todas estas y otras opciones están disponibles, en su mayoría de forma gratuita, en internet. 

Sin ánimo de ser exhaustivos, mencionamos a continuación algunos portales en los que hallar recursos educativos útiles para reforzar el aprendizaje escolar desde casa. Silvia Moreno enfatiza que este tipo de materiales puede resultar especialmente útil a aquellos chicos que no se atreven a preguntar cuando no entienden las explicaciones del profesor porque les da vergüenza destacarse. “En internet, y con herramientas como Tareas y Más, donde hay muchos recursos de cada curso y materia, el chaval puede resolver dudas y ver un video tutorial todas la veces que quiera, sin sentirse juzgado, hasta que lo entienda”, comenta.

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